Finca Boquín

Se encuentra dentro del Espacio Natural Protegido del acantilado de la Culata. Su superficie es de 174.573 m2 en una cota de altitud que abarca desde los 250 hasta los 550m. La finca cuenta con 9 viviendas de arquitectura tradicional canaria.
La vegetación existente es de un alto valor paisajístico y botánico. La flora, los cultivos y el agua existente construyen una cadena que sirve de refugio y de nidificación a numerosas especies animales, entre las que destacan las aves.
La Finca Boquín es un museo al aire libre y en ella se puede advertir la importancia de las relaciones socioeconómicas e históricas con el patrimonio biológico y natural de Canarias en general y del norte de Tenerife en particular.
Localizada en el barranco de Caforiño, dentro del paisaje protegido de los Acantilados de la Culata. Con muy fáciles accesos, dada su céntrica situación, linda con el Parque del Drago y el centro histórico del municipio, en su parte inferior, y con la ladera de los acantilados de La Culata, en su parte superior. Su frondosa vegetación, de alto valor paisajístico y botánico, y, especialmente, su gran riqueza de aguas, con numerosos nacientes dispersos por la finca, son sus dos singularidades más destacadas.
Sometida a un reciente proceso integral de rehabilitación, la riqueza de aguas de Finca Boquín, tanto subterráneas como de escorrentía, se percibe en la existencia de numerosos nacientes ahora recuperados y la utilización de diferentes sistemas de riego en la explotación de la finca, propiedad del Cabildo Insular de Tenerife desde 1997. Los trabajos de rehabilitación realizados han permitido la recuperación de cultivos tradicionales en los bancales también reconstruidos. Estos cultivos, como la papa, los viñedos, los cereales, los frutales, el plátano e incluso la caña de azúcar, propios de la zona de medianías donde se sitúa la finca, conviven con destacados ejemplos de flora autóctona. Palmeras, dragos, viñátigos, fayas y barbusanos son los ejemplares más abundantes. El conjunto forma un auténtico museo natural al aire libre que sirve de refugio y lugar de nidificación a cernícalos, aguilillas, corujas y otras aves y enriquecido aún más con la presencia de plantas aromáticas y medicinales.
La finca incluye igualmente varias casas tradicionales, tanto antiguas viviendas de los que fueron en pasadas décadas sus medianeros, quienes realizaban las tareas agrícolas de la finca, como la casa señorial del antiguo propietario de la finca. Estos edificios están siendo rehabilitados con un afán divulgador y de mantenimiento al objeto de dotar al conjunto de una imagen que refleje fielmente la historia de la finca y las labores productivas que allí se realizaban.